
Un supuesto comando de ETA robó en la madrugada de ayer 350 pistolas de distintas marcas y calibres de la empresa Sidam, sita en Vauvert, a pocos kilómetros de Nimes (Francia), dedicada a la importación de todo tipo de armas largas y cortas, deportivas y de defensa. El grupo, compuesto por al menos cuatro hombres y una mujer, secuestró antes a familiares del dueño de la firma para que desactivaran la vigilancia y las alarmas. El asalto, preparado a conciencia y ejecutado con sangre fría, sería el incidente más grave provocado por la banda desde el inicio del alto el fuego, el 22 de marzo, y puede poner en riesgo la viabilidad del proceso de fin del terrorismo. El ataque ha sido atribuido a ETA por mandos de los servicios antiterroristas españoles y franceses, pero fuentes del Ministerio del Interior aseguraban que aún no puede confirmarse al cien por cien la autoría etarra, aunque admitían que la policía francesa trabaja con la hipótesis principal de ETA. La confirmación amenazaría la viabilidad del proceso, pese a que también se interpreta el robo, ejecutado un día antes del debate en el Parlamento Europeo sobre el proceso del fin de la violencia, como un golpe de efecto o de fuerza.

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